domingo, 6 de marzo de 2016

La respuesta a las preguntas de la vida























Te lo explico:

La gente suele ir por la vida buscando una certeza, una respuesta clara y simple.
Le resulta muy incomoda la incertidumbre. Le causa malestar.

Por eso necesitan algo claro y certero, absoluto.
Algo que sea cierto hoy, para siempre y para todos.

Por eso la gente mata y muere en nombre de la religión: Su fe es cierta para ellos. Indudablemente correcta, siempre, desde el principio de los tiempos y aplica para todos.
Eso funciona sólo si intencionalmente hacemos caso omiso de todas las evidencias que prueban que dicha religión no es compatible con la realidad de las cosas.

Por eso la gente se enamora, ama y busca que el amor sea completo y no solo pedazos.
Mientras solo me gustas, no me molesta que solo follemos.
Pero cuando empiezo a amarte, quiero tener las cosas claras, sentirte segura: quiero saber que tu también me amas y de la misma forma en que yo lo hago.

Un buen número de gente, principalmente quienes no aceptan la religión como su verdad certera, buscan refugio en la ciencia.
Tienen por cierto que la ciencia, por ser ciencia, debe ser siempre real y aplicar siempre.
Ignoran, por supuesto, que la física cuántica precisamente es conocida como la ciencia de las probabilidades: Lo que menos hay ahí es certeza. La insertidumbre envuelve a la ciencia, y está comprobado por la misma, que lo que hoy es aceptado como cierto, mañana ya no lo será.

En ese aspecto, la ciencia evoluciona y cambia, como nosotros lo hacemos.

Buscamos las respuestas a nuestras preguntas, algunas tardan años en ser respondidas.

Elegiste una profesión, dedicaste muchos años a aprenderla y ejercerla. A crecer dentro de ella.           Pero ¿Y si no te hace feliz? ¿Y si eres mejor en otra actividad?

Te casaste con la persona que te enamoró. Tienen años juntos. Pero descubres que no eres feliz, que tal vez te equivocaste.
No es una racha, ya lo hablaste con tu pareja, ya buscaste ayuda, ambos pusieron de su parte y simplemente ya no funciona.

Tienes una meta. Por años haz trabajado para completarla. Pero de repente, ya no estás interesado. ¿Deberías continuar? ¿Tirarias todo el esfuerzo a la basura? ¿Qué diria la gente sobre tu fracaso elegido? A pesar de todo, es tu desición.




Pero ¿Y si tu respuesta estaba equivocada?  ¿Aceptarias tu error -puede que hayas estado undid@ en el error por decadas- y te atreverás a buscar otra respuesta?

Es posible que encuentres una respuesta parecida a la tuya, pero mejor.
O que descubras que haz estado perdid@.

Te ofrezco la mejor respuesta que tengo para hoy:

Hay días que sé, hay días que no sé. A veces amanezco sabiendo y al rato ya no.
 No tengo porqué saberlo todo el tiempo.
El mundo rueda conmigo o sin mi.
La gente espera que sepas, cuando menos, algunas respuestas:
¿Quién eres? ¿Qué eres? ¿Qué quieres? ¿Qué estas haciendo? ¿Lo estas haciendo? ¿Estas listo para lo que sigue? ¿Y qué sigue? ¿Qué te gusta? ¿En qué crees? ¿Qué vas a elegir?¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Existe Dios? ¿Hay un más allá? ¿Qué es la eternidad? ¿Qué es el ser? ¿Qué es la nada? ¿Por qué la muerte? ¿Qué es la nada? ¿Qué es la eternidad? ¿Somos alma? ¿Somos materia? ¿Para qué te esfuerzas tanto?

La gente no sabe lo que yo necesito, y hoy yo tampoco sé.



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