martes, 5 de agosto de 2014

Una vida frustrada no te llevará a la realización




Todos tenemos rencores guardados en lo más profundo de nuestro corazón. Algunos de estos rencores son bien identificados por nosotros mismos: Siempre sentí que mi madre quería más a mis hermanos que a mi, mi papá nunca me felicitó, me abandonó mi mamá, la envidia que sentí por muchos años respecto a esta persona, yo no quería trabajar para mantener a mis hermanos y se me negó la posibilidad de estudiar...

Estos y muchos más rencores fueron cristalzados durante nuestra infancia.

Hay muchos más que tuvieron lugar en nuestra adolescencia e incluso en nuestra juventud.

Tuvimos (o tenemos) muchas frustraciones, las cuales fueron (así las clasifico yo)  de 3 tipos:




1.- Económicas: La falta de dinero, la carencia de objetos o comida, la frustración por tener que tolerar trabajos no agradables, la necesidad de vender tus poseciones más queridas para poder salir adelante, la envidia que te produce no tener lo que otros sí tienen,  tener que usar tu dinero en prioridades vitáles y no en lo que te hubiera gustado gastarlo, negarte la adquisición de ciertos objetos que deseas pero que simplemente no puedes costear, resignarte a no poder realizar los viajes que quisieras, no poder sacar a tu familia o pareja de paseo debido a que no tienes dinero...

2.-Emocional: La carencia de una relación familiar como hubieramos querido (o puede que ni siquiera sepamos cómo hubieramos querido que fuera), la añoranza de un amor que parece nunca llegar, el sufrimiento de un corazón destrozado por una mujer no angelical, la perdida de un ser querido, la falta (psicologica o real) de amistades de calidad, la interacción e integración de una grupo social agradable...

3.-El rechazo a sí mismo: Esta es una frustración infravalorada, de aquí desprende tanto sufrimiento...
El no aceptar nuestro cuerpo, su forma, inconformidad por nuestro cabello o rostro; sentir odio por sí mismo, considerarse patético e indigno de ser amado; sentir que no somos lo suficientemente habilidosos para lograr nuestros objetivos (tocar musica, jugar deporte, obtener un empleo, conquistar chicas, crear arte...) , saber que estas en un error y ni así querer hacer algo para cambiarlo, creer que tenemos mala suerte, negar la posibilidad de cambio...

Cabe señalar que de cada una de estas frustraciones podriamos escribir una entrada del blog ( y seguramente lo haremos).



Dice la psicología tradicional que "el contexto modifica al sujeto" y que "nuestro contexto nos forma".
De otro modo: Somos victimas del medio ambiente. Somos lo que las condiciones de vida externas a nosotros, condujeron para que nos desarrollaramos en lo que somos.

Esta postura determinista y fatalista es muy triste. Y algo realista.
Sin embargo, le quita al ser humano toda posibilidad de éxito y realización.

El día de hoy somos adultos. Tenemos que seguir adelante.
No podemos permitir y aceptar que estas situaciones del pasado nos nieguen (nos neguemos nosotros mismos) la realización personal.

Alguíen dirá: " Lo que pasa es que eres lo que el contexto te llevó a ser. Si el contexto te hizo una persona no realizada, la misma frustración que el contexto te llevó a germinár será la fuerza y motivación para que busques superarte."

Dicho así, suena  muy romántico y tambíen acertado.
Si aceptamos esta hipótesis, el contexto no te condena al fracaso e insatisfacción.
Resulta muy animante esta declaración.
Pensar de esta forma dá esperanza de que puedes lograr una vida más amena.

Entonses: El contexto determina ciertas condiciones iniciales de tu existencia, pero no son permanentes.

 

James Allen, no recuerdo en que libro, seguramente en su Opus Magnus  "Así como el hombre piensa", decía:
-" El contexto NO hace al hombre, lo revela".

James Allen nos reta y nos informa que la calidad de vida que tenemos, la cantidad de satisfacción que experimentamos, el auto que manejamos, la casa en donde vivimos, el orden y desorden en nuestras cosas, la relación de pareja que disfrutamos ( o sufrimos), la interacción con los patrones y compañeros, nuestra salud, nuestro cuerpo incluso, la mascoquita que tenemos y  la mentalidad con la que interpretamos la vida NO está determinada por nuestra infancia o factores ajenos a nosotros, todo lo contrario: Estos aspectos de nuestra vida solo reflejan a nuestro propio ser.

Culpar a tus padres, tu lugar de nacimiento, a tu pareja o a la crisis ya no es excusa.
Para realizarse como hombre moderno, debes tomar responsabilidad de tu propia vida y actuar en congruencia a ello.

Este es el punto que debemos integrar a nuestra mente si lo que queremos es realizarnos como hombres modernos: "No soy lo que la vida hizo de mi, la vida es lo que yo he hecho de mi".


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartelo en tus redes sociales